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2017 Centro Cultural Garcilaso

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En las pinturas de Maroé Susti (Lima, 1952) agrupadas bajo el título SOMOS MULTITUDES, SOMOS UNO, se impone un cierto desasosiego o una angustia coral. Estos cuadros de gran formato poblados de personajes se expusieron en Virginia, en el McLean Council for the Arts, y pertenecen al segmento de su obra ejecutada durante su exilio voluntario en Norteamérica. La fecha de ejecución de estas piezas no hace sino recordarnos lo que es patente en ellas: los sucesos del “11 de septiembre” – para muchos la fecha inicial de este nuevo siglo – fueron los detonantes psíquicos para la concepción del conjunto. Porque estas piezas constituyen el discurso de una artista migrante que se siente involucrada por partida doble: como migrante peruana – con toda la carga negativa y positiva que ese término encierra – y como ciudadana del país de las oportunidades, el cual, de un día para otro – o de una hora a otra – dejó de ser ese territorio de seguridad y confort que todos conocíamos.

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El nomadismo y la multietnicidad son, aparentemente, dos de los conceptos cruciales que subyacen en la serie aquí expuesta y algo particularmente evidente en la que consideramos la obra crucial o, en todo caso, la que consigue articularla: me refiero a “Migrando”, pintura que, a primera impresión, nos ofrece la visión “a vuelo de pájaro” de un territorio de topografía abrupta cuyas cimas asoman entre nubes. Una segunda mirada revela que lo que suponíamos era una cartografía brumosa es una multitud bullente que, a pesar del caos y de sus diversas procedencias – étnicas y/o culturales – tiende a congregarse.

 

Por otro lado, la perplejidad y la histeria son los estados emocionales que se imponen en los cuadros eje: “Desplazados” e “Ira”, por ejemplo, remarcan ese aislamiento que semeja la escena a la reclusión o confinamiento, y en la última sobre todo, por las prendas blancas que luce cada personaje a modo de uniforme. (El que la artista agrupe por “bandos” a varones, mujeres y niños, incide también en esta lectura).

 

La humanidad como una frágil colectividad expuesta a los avatares del presente a la que no le queda otro plan de contingencia que una fraternidad recuperable.

 

Manuel Munive

Enero, 2017